En los recientes avances que he tenido en mi novela, creo importante recalcar que he dedicado un apartado a Usted. Primero que nada agradeciendo su facilidad a exponerse ante mi, y en segundo lugar, gracias a que goza de una personalidad que, particular y personalmente, me parece muy interesante.
Me es de mucho agrado ver como disfruta de la vida, como goza cada instante que pierde de su tiempo, sabiendo claro, que como el resto del planeta, tiene sus dificultades en algún momento del día.
La sección que le he dedicado, decidí llamarla, y no porque su hija lleve ese nombre, Victoria, me parece que concuerda enormemente con todo lo que le envuelve. Ahí también, expongo como fue su vida a partir del nacimiento de sus hijos y aquellas cosas mínimas que lo hicieron ser lo que es ahora.
Creí importante también, dedicarle un espacio a sus grandes e impresionantes ojos, no porque tenga usted un ojo tuerto y de canica, sino, por lo expresivo que puede llegar a ser un solo ojo sin ayuda del compañero, claro que no quiero ofenderlo diciendo que su ojo de canica no sirve ni para expresar una sonrisa, sino resaltando que con un solo ojo puede llegar a ser más expresivo que el resto del mundo.
Quisiera de antemano, agradecer las fotografías de su madre sobre la plancha en la morgue, me han sido de mucha utilidad, siempre me inspiran a evitar el suicido, ya que mi vanidad va mas allá que mi dolor.
Espero, que tanto usted como su esposa, puedan asistir a la presentación del libro, me sentiría enteramente agradecida, y pediría de favor, traiga a su(s) hijo(s), la primogénita(s), la que sufre de acrania y duplicidad paralela, puede de igual modo traer al resto de sus hijos, pero me interesa principalmente Victoria y Salvador.

Sin más por el momento, espero recibir buena nueva de usted.
Con especial cariño, Renée