a veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. tú cambias de rumbo intentando evitarla. y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. tú vuelves a cambiar de rumbo. y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como ante. y esto se repite una y otra vez. como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. [...] imagínate una tormenta como ésta.
h.m.
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